domingo, 9 de junio de 2013

 Tercer Gobierno 1894-1895

Las elecciones de 1894, tachadas de ilegales por civilistas y demócratas, le llevaron nuevamente al poder, Cáceres enfrentó gran oposición, pues los civilistas no estaban dispuestos a aceptar más militares, especialmente a una figura tan desgastada como Cáceres. Su persistencia por el poder, la tiranía y una victoria aparentemente fraudulenta llevaron a la Guerra Civil de 1895, al interior del país se empiezan a formar tropas de guerrilleros que no aceptan la legitimidad del nuevo gobierno.

Nicolás de Piérola, que estaba exiliado en Chile, retorna al Perú y desembarca en Pisco, liderando una revolución que contó con el apoyo de los hermanos Seminario en el norte y de Augusto Durand en la sierra central. El 17 de marzo de 1895 Piérola y los revolucionarios entran a Lima y se enfrentan a las tropas de Cáceres. La lucha fue sangrienta en el asalto de Palacio de Gobierno, dejando cientos de cádaveres regados por las calles de Lima.

Cáceres no tuvo más remedio que renunciar, entregó el poder a una Junta de Gobierno presidida por Manuel Candamo, quien tuvo el encargo de convocar a elecciones limpias donde sería elegido Nicolás de Piérola.

Cáceres partió al exilio y se le destinó a Europa como diplomático, de donde sólo regresó en 1919.





 
Segundo Gobierno 1886-1890

La animadversión generada por la población hacia Iglesias por el contenido de aquel tratado causó que éste renunciara a la presidencia a favor de Antonio Arenas, quien me entregó posteriormente la presidencia. MI mandato, fue muy modesto, más aún por la crisis derivada de la Guerra del Pacífico. Entre mis obras más destacables, fue primero el intento de mejorar la recaudación tributaria, la instauración de la educación primaria obligatoria, y algunas obras de irrigación en el norte y centro del país.

Lo mas resaltante fue que se impuse una politica de gasto publico, en la que se invirtió para reestablecer lo perdido en la guerra con Chile, seguido de la firma del famoso Contrato Grace, que Consistía en la entrega de las rentas producidas de los ferrocarriles, durante un período de 66 años, y pagos anuales de 300,000 libras esterlinas anuales, lo cuál aliviaría el peso de la deuda externa.

El Contrato Grace fue visto como una solución desesperada a la ya inmanejable crisis en el Perú, lo cual recibió muchas críticas; no obstante fue aprobado por el Congreso de la República a fines de 1888. Así, Morales Bermúdez fue elegido Presidente de la República para el periodo 1890-1894. Al término de su mandato, Cáceres fue destinado a Inglaterra y Francia como ministro plenipotenciario.

Mientras tanto, Morales Bermúdez falleció en 1890, en ejercicio del cargo y fue reemplazado por Justiniano Borgoño.

En 1894, no se dieron las condiciones para unas elecciones justas y fui candidato único y fui electo para el período 1894-1898.


Despues  de la firma del Tratado de Ancón (1883) fundó el Partido
Constitucional y derrotó al presidente Miguel Iglesias en la Guerra Civil de. Al año siguiente fue elegido Presidente Constitucional del Perú.1885
.

Trabajo pacifico

Después de estos hechos, André solicite miretiro y me dedique a la agricultura en la tierra que me vio nacer, entre 1868 y 1872, hasta que se opuso al intento de golpe de estado de los hermanos Gutiérrez, contra el que se convertiría en el primer presidente civil, Manuel Pardo Lavalle. El líder del Partido Civil me otorgó la jefatura del batallón Zepita, que  acepte gustoso. Tuve que apagar un conato de rebelión que surgió en sus filas y marche a Tarma y Chanchamayo para completar la formación de sus hombres. Participe contra la rebelión de Nicolás de Piérola en Moquegua, batiéndolo en el Alto de los Ángeles, luego de lo cual fue promovido a coronel graduado. Fue elegido Prefecto del Cuzco en 1877, sin abandonar sus obligaciones militares al frente del Zepita.

sábado, 8 de junio de 2013


 Campaña  de tacna

Colabore en la reorganización del Ejército del Sur para su concentración en Tacna junto con las tropas bolivianas al mando del nuevo presidente, Narciso Campero, quien había dado golpe de estado a Hilarión Daza. En el país también se había dado una crisis política debido a la partida del presidente Prado, quien fue derrocado por Nicolás de Piérola. En ese contexto se dio la Campaña de Tacna, en la que intervine, demostrando gran valor en el Alto de la Alianza (26/5/1880). Luego, e dirigi a la capital, a la que arribó en agosto de 1880. Fui nombrado Comandante General de la V División del Ejército del Centro y fui a Huaral para concluir el entrenamiento del ejército de reserva.


Inicio  de la  gerra  con chile

Desempeñando ese cargo se inició la Guerra con Chile y tuve que dirigirme al sur en la II División, peleando en la Campaña de Tarapacá, las batallas de San Francisco (19/11/1879) y Tarapacá (27/11/1789). En esta última fue donde tuve una destacada actuación cuando logre tomar los cerros, haciendo retroceder a las tropas chilenas, que se vieron obligadas a abandonar sus cañones Krup. Si bien Tarapacá fue defendida gracias a mi , fue una victoria provisional porque el ejército peruano debió retroceder dejando el territorio salitrero al enemigo.
RETIRO  PACIFICO

Después de estos hechos, solicite mi retiro y me dedique  a la agricultura en la tierra que me vio nacer, entre 1868 y 1872, hasta que se opuso al intento de golpe de estado de los hermanos Gutiérrez, contra el que se convertiría en el primer presidente civil, Manuel Pardo Lavalle. El líder del Partido Civil le otorgó la jefatura del batallón Zepita, que Cáceres aceptó gustoso. Tuve que apagar un conato de rebelión que surgió en sus filas y marche a Tarma y Chanchamayo para completar la formación de sus hombres. Participe contra la rebelión de Nicolás de Piérola en Moquegua, batiéndolo en el Alto de los Ángeles, luego de lo cual fui  promovido a coronel graduado. Fue elegido Prefecto del Cuzco en 1877, sin abandonar mis obligaciones militares al frente del Zepita
 Guerra  con  España
Al producirse los acontecimientos que llevaron a la Guerra con España, me  opuse firmemente a la actitud, que consideraba pasiva, del gobierno de Juan Antonio Pezet frente a la ocupación de las Islas Chincha por la Expedición Científica Española. Por mi  dura crítica al gobierno fui  apresado y desterrado con otros oficiales, que lograron huir a Mollendo. Los prófugos se unieron a la revolución restauradora del honor nacional liderada por Mariano Ignacio Prado contra Pezet y el claudicante Tratado Vivanco-Pareja, que aceptaba las condiciones de la Armada española. Entonces,  fui ascendido y apoye  el golpe de estado de Prado, participando en la ocupación de Lima. Intervine en el Combate del Callao o del 2 de mayo de 1866, donde fue vencida la Armada española, que se retiró a la Isla San Lorenzo, para luego abandonar el Perú.

Conflicto con el Ecuador  

Cuando se  dio el conflicto con el Ecuador entre 1859 y 1860, Cáceres, que estaba aún convaleciente por las heridas recibidas en su última campaña, acudió a la defensa de la frontera. Luego fue enviado por el presidente Castilla a Francia, como adjunto militar a la Legación peruana en París, para curarse viejas y nuevas heridas, volviendo al país en 1862. Se integró al batallón Pichincha en Huancayo.

viernes, 7 de junio de 2013

EN MEMORIA DE UN HÉROE


Por convenio entre la Orden de la Legión Mariscal Cáceres y el Ministerio de Educación, el 10 de noviembre ha sido instituido como el Día de las Brigadas Caceristas recordando mis hazañas de la campaña de breña en que me gane el titulo de brujo de los andes.




DE ARMAS TOMAR 

 Inicie mi  carrera militar enrolándose como cadete de las tropas de Ramón Castilla en 1854, en mi u ciudad natal. Desde ese momento, ascendi en forma constante y meritoria hasta obtener el grado militar de mariscal del Perú el 10 de noviembre de 1919.


Mis  acciones heroicas y mi gran capacidad de estratega destacaron durante la Guerra del Pacífico que enfrentó a Perú y Chile. Prueba de ello son mis hazañas en las batallas de San Francisco y Tarapacá, el Alto de la Alianza, San Juan y Miraflores. En todas ellas demostre gran valentía y espíritu de entrega en defensa del Perú.

Poco después de la ocupación chilena en Lima, organize la resistencia en los Andes, formando  tropas con la participación de los sectores populares y campesinos. Con ellos triunfe en Pucará, Marcavalle y Concepción.

Estas acciones de resistencia son conocidas como la Campaña de la Breña. Mi astucia con las que conduje a nuestras tropas me valió ser denominado El brujo de los Andes.


INICIOS DE MI VIDA :


Yo, Andrés Avelino Cáceres Dorregaray naci en la ciudad de Ayacucho en 1836  e dominado el  español y quechua. soy Descendiente por línea paterna de Catalina Huanca, princesa inca descendiente de Atahualpa y una de las damas más respetables de su tiempo y por línea materna descendía del Inca Huayna Cápac. por esto tengo  un gran conocimiento de la geografia de los andes.


Primeros años
Naci el 10 de noviembre de 1836, día de San Andrés Avelino,2 en la ciudad de Ayacucho, Distrito de Ocros. Mis  padres fueron Domingo Cáceres y Oré, hacendado de Ayacucho, y Justa Dorregaray Cueva, hija del coronel español Demetrio Dorregaray . Curse mis primeros estudios en el Colegio San Ramón de su ciudad natal. Más tarde, en 1853, ingresó en la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, en Ayacucho.Un año después abandone mis estudios e ingresó como cadete en el batallón Ayacucho organizado por el general Fermín del Castillo, con el que participó en la rebelión dirigida por el mariscal Ramón Castilla contra el presidente José Rufino Echenique, la cual acabó con la victoria del primero en la batalla de La Palma (5 de enero de 1855). Después de ésta batalla, fue ascendido a subteniente. En 1857 ascendió sucesivamente a teniente graduado y teniente efectivo.

Andrés Avelino Cáceres 

El brujo de los Andes



  Una anecdota vivida es la batalla de «Acuchimay», que se realizó en 1882.

Estaba acantonado un destacamento chileno en el cuartel de Santa Catalina de Huamanga, con todos los pertrechos de guerra: fusiles, municiones y algunos cañoncitos.
 Quise atrapar aquellos fusiles y municiones, para mis montoneros, que sólo tenían como armas de combate: rejones, cuchillos, garrotes, lazos de cocobolo, etc. Para el efecto oculte a mis montoneros tras el cerro de «Campanayocc>, y me dirigii a la quebrada de «Huatatas», donde cambie mis  vestimentas de militar y me disfraze de chuto. Con cargas de leña, me dirige a la ciudad de Huamanga.

Bien pronto me encontre con un chileno, quien me interroga: «Oye chuto, me dice, ¿vendes tus cargas de leña?" Sí taytay, respondi C ¿Cuánto cuesta? Le contestae : «a escayral tayra" bien, vamos. Encamínandome con el soldado chileno para que descargue en la cocina. En esos instantes,  eche ojo, donde estaban los armamentos y municiones.

Recibi sus cuatro reales, valor de las cargas de leña, me retire muy contento . Regrese a «Huatatas», devuelvi los dos borriquillos, nuevamente cambia sus disfraces de chuto, y me encamina donde mis  montoneros.

Plane el combate, y de noche  tras del cerro «Acuchimay», con mis montoneros, más cuarenticinco llamas, a cuyos animales les atan trapos bien encebados al cuello. Cada montonero con sus teas encendidas, y los pescuezos encebados de las llamas, también fueron encendidos.

A una señal, a las nueve de la noche, todos: montoneros y llamas, emprendieron la bajada del cerro, con una bulla fenomenal, acompañado del sonido de latas y cohetes, que al verse el cerro, parecía que descendía una poderosa fuerza de miles de soldados, al grito de: «Mueran los canallas chilenos».

La guarnición de Santa Catalina no tuvo otro remedio que irse a la fuga; sin pensar siquiera en defenderse, dejando los fusiles, municiones, cañoncitos y pertrechos de guerra.

Entramos  a la ciudad por «lIucha llucha», y tomamos el cuartel, y tranquilamente sin perder ningún hombre, se apoderan de los fusiles, municiones, etc., y se retiran a las punas de Altungana, donde comenzó a enseñar a sus montoneros el manejo de las armas; e instruía ya las tácticas de batalla, con toda la técnica bélica de entonces.

Los chilenos, casi muertos de espanto se detuvieron en las quebradas de la «Totora», y como nadie les perseguía, al día siguiente regresan sigilosamente a Huamanga; averiguan de las huestes de Cáceres, y llegan a saber que se habían retirado esa misma noche. Constituidos en su cuartel vieron con sorpresa que o habían limpiado de todo lo que tenían. Al verse engañados tan puerilmente, los chilenos estaban más coléricos que nunca. Aún más, por la treta de las llamas, con que habían sido suplantados, por el «Brujo de los Andes».

Al día siguiente mandaron publicar un bando donde ofrecían mil quinientos pesos por mi cabeza  cosa que no pudo cumplirse.
Por  la  destreza  de  mis  actuaciones  los  chilenos  me conocieron con  el   nombre  de  brujo   de  los  andes